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- FanFic / ¡El finall! - [Actualización]
18 de enero de 2015 @ - FanFic / ¡El finall! - [Actualización]


- FANFIC

*Actualización* Why empty? [YunJae] Capitulo 24
*Último Capitulo* Why empty? [YunJae] Capitulo 25
*Extra Final* Why empty? [YunJae] Capitulo 26



- ¡ESTE ES EL FINAL!

¿Hola? ¿Qué tal? ~ Deseo que bien ^o^
Antes que nada, lo siento por el retraso...


Me fue imposible incluso pasarme para felicitaros las pasadas fiestas o el año nuevo cuando entró. Siempre tenía algún fanfic especial en vacaciones. Oh, pero la verdad es que el tiempo estuvo más que ajustado, y fue imposible, pero muchas gracias por la paciencia. Espero que no os hayáis olvidado de mí *llora*.

Gracias por el interés durante todo este tiempo en la historia “WHY/EMPTY?” y los comentarios, algunos la seguís desde el comienzo, eso tuvo que ser duro (XD), yo estoy muy avergonzada de que, sin desearlo, durase demasiado la historia y en algunos momentos no actualice con demasiada rapidez, LO SIENTO, tiene que ser algo molesto seguir una historia de este modo, pero espero que os divirtierais siguiéndola y os gustase aunque fuese sólo un poquito.

Adoro esta couple, creo que el YunJae se ve bien y la verdad es que continuare haciendo oneshot o seriales sobre ellos y otros componentes de TVXQ/JYJ, si continuáis interesados me gustaría leeros de nuevo en alguna historia que realice, eso me haría muy feliz. Bueno sin más espera os dejo los dos últimos capítulos en esta actualización con mucho cariño ~ Gracias por vuestro tiempo.

Ahora continuare con “Office” (YooSu) y con las historias que vayan surgiendo…
Muchos abrazos y besos ♥


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@ Why Empty? [Capitulo 26 / EXTRA]

• Indice de '「Why / empty?」'


Capitulo 14: "Cálido final" (Vol. II / EXTRA)


No quería despertar, no deseaba abrir los ojos, ni parar aquel calor que todavía azotaba su pecho. Estuvo tan rápido y efusivo que pensó que todo fue excesivamente poco (como todas las cosas realmente buenas)…Recordó haber desnudado a Jaejoong cuando llegaron excedidos a la habitación (después de escuchar su atrayente confesión), y haberle acariciado y besado como no lo hizo en un largo tiempo, empleando la lengua para incluso lamerle las pestañas.

Yunho seguía repitiéndose que, si todo eso era un sueño, deseaba quedarse en él. Envuelto sobre esa pasional felicidad, comprendiendo, una vez más, el por qué Jaejoong era tan deseable, pues recordaba como parecía estar enfundado en llamas.


Con disimulo sonrió jubiloso cuando finalmente abrió sus ojos e identificó que todavía estaba en el interior del moderno apartamento, entre sus excéntricas decoraciones y sus suaves sábanas de combinados olores. En la amplia habitación de Jaejoong….

— ¿Yunho-ah? —

Jaejoong se inclinó repentinamente hasta el rostro de Yunho, mirándole desde arriba, consiguiendo que éste último se sobresaltase...

Gracias a aquella cercanía, Yunho logró ver el rostro revivido del mayor.
Jaejoong estaba acicalado de nuevo, incluso sus ojos estaban rodeados por una sombra oscura, un maquillaje sutilmente sombreado, como el de estrella de rock.

Su sonrisa en lo alto había hecho palpitar las venas de Yunho, pues Jaejoong era especialmente hermoso, incluso más cuando sonreía como un endiablado demonio de boca rosada y dientes perlas.

— Llevas demasiado tiempo ahí metido, Yunho — le dijo señalando las sábanas que le cubrían y sin borrar aquella extraña risita. Jaejoong estaba fuera de la cama y vestido correctamente, todo lo contrario que él, que había quedado dormido por inercia. — No me digas que estás… ¿cansado? — su burlona voz obligó a Yunho a incorporarse en la cama de inmediato, quedando sentado sobre ésta.

Observó la muñeca venosa de Jaejoong, donde surcaba una señal de color violeta.

Yunho rodeó aquella muñeca con sus manos. Jaejoong le miró asombrado cuando éste aproximó la articulación a su boca, rozándola con sus apretados labios.

Al saber ya que aquella insignificante señal había sido producida por el amarre de un avaro imbécil, suspiró: — Juro que los voy a… — siendo interrumpido de pronto.

— ¿Vas a qué, Yunho? ¿Ahora quién es al que le gusta eso de meterse en problemas? — le preguntó Jaejoong riendo — Además, esto no es nada para mí… — quitándole importancia y retirándole el brazo de los labios.

— Sé que puedes defenderte bastante bien solo, lo sé muy bien, pero ¿de nuevo quieres fingir ser fuerte? — Yunho alzó sus cejas con sarcasmo.

El pálido chico se enderezó tras escucharle, mirándole con cierto reproche y arrugando su frente se alejó ofendido de la cama donde estaba sentado el moreno.

— Cállate, levántate y vístete — le vociferó — Tengo que ir a mi siguiente horario, y aclarar una gran lista de infortunios, creo que el manager me dará una tunda. Y tú deberías dejarlo con ella… — el rostro de Yunho cambió por completo al escuchar aquella frase — ¡tsk! Eres tan transparente, Yunho… Era consciente de que aquello de esa noche era una cita con ella, y sé que esta especialmente prendida por ti, es tan obvio... No puedo negar que es atractiva, su baile es bastante bueno, tiene sus atributos, ‘está buena’, incluso tendrá más cosas en común contigo que yo…, por lo que no sé… — mostró una expresión de desconcierto — … soy incapaz de comprender que haces diciendo ‘me gustas’ y acostándote en mi cama como si conservaras la juventud y curiosidad de hace tiempo — comentó Jaejoong mientras se llevó las manos a la cintura, más delgada que sus hombros, logrando formar una figura especialmente seductora cuando hacía ese tipo de poses.

Yunho le recorrió el cuerpo con los ojos — Sí lo sabes… Sabes por qué — Jaejoong calificó esa respuesta como un indirecto halago y sonrió — No soy perfecto, y debo disculparme con ella. — el inevitable estilo ‘gentleman’ de Yunho le obligó a soltar aquella frase con delicadeza. No podía recordar el beso de ella y sus palabras sin sentirse ahora culpable.

— Sé de tu imperfección, ya me la mostraste en alguna ocasión. Ella odiará dejarse enredar por ti, tanto como lo odio yo… — murmuró Jaejoong con malicia al confirmar la obvia inclusión de la tercera persona.

Sin darle mayor importancia, se acercó de nuevo a la cama, sentándose en el extremo cercano a Yunho, quien sentado entre sábanas continuaba preocupado debido a la conversación...

— Olvídate de eso… Debes de estar más despejado para lo que te quiero pedir… — le siseó el mayor mientras con las yemas de los dedos surcaba las dos leves líneas que se formaban en el rostro cansado de Yunho, unas líneas de expresión que enfatizaban sus sutiles pómulos.

— ¿De qué se trata? — preguntó embaucado por esa caricia.

Jaejoong empezó a reír escandalosamente tapando su boca con el dorso de la mano:

— ¿En qué diablos pensabas? — continuaba su irritante risotada — Aún no sé la coreografía, y sinceramente, no me gusta realizarlas en el concierto… — susurró como si se tratase de un secreto — Pero estoy empezando a sentir cierta envidia por Changmin, ¡no puedo dejar que se lleve el mérito en todo! — dijo inflando las mejillas con envidia — Tú sabes bailar, trabajabas para mi… — Yunho negó eso con la cabeza — ¡Enséñame! Yo te he enseñado muchas cosas a cambio… — terminó con tono seductor y un misterioso gesto, mientras sus pálidas manos comenzaron a acariciar los descubiertos hombros del hombre sentado a su lado.

— No suficientes cosas... — contestó Yunho con chanza.

Jaejoong le goleó el hombro conteniendo la fuerza, y a poco estuvo de levantarse de nuevo...

Por un momento a Yunho le pareció ver algo infantil en él, algo pasado, un gesto antiguo, uno que hizo que su corazón se despedazara vertiendo así un gran montón de recuerdos de él.

— Está bien, te ayudare como siempre... En realidad me voy a habituar a eso de rescatarte. Las cosas a tu alrededor han cambiado, tu situación a cambiado, pero tú… Jaejoong… no tanto como pensé. —

Jaejoong no sabía si aquella era una frase de halago o una critica.

— Pero aun así… no podías olvidarme ¿verdad, Yunho?... — sonó prepotente — Porque yo aún me pregunto por qué he sido incapaz de olvidarte desde que volviste... Pensé que ya tenía todo lo que andaba buscando. — confesó Jaejoong mirándole intensamente — Será verdad que hay personas a las que eres incapaz de enterrar en la memoria... Y Yunho me ha salvado de tantas cosas. Sé que si Yunho no hubiese aparecido en mi vida, seguramente me hubiese rendido ante los demás en el pasado, pero… por encima de todo, Yunho me ha salvado de cierto egocentrismo actual… — rió.

Al escucharle decir eso, Yunho no podía evitar acercarse, removiendo la cama, y besar sus labios y su frente con entregada pasión, haciéndolo de un modo tan íntimo que Jaejoong sonrojó instantáneamente (aunque no desease hacerlo).

La continua respuesta ardiente de Yunho obligó a Jaejoong a apartarle y empujarle sin ninguna timidez más, logrando que el cuerpo del moreno quedase de nuevo yacido sobre la amplia cama de la que no se había levantado.

Quedó tumbado y mudo. Tampoco hacia falta que pronunciara palabra, pues la llamarada que desprendía los ojos de Yunho parecía decir prácticamente todo.

— Eres horrible… Sólo… Sólo una vez más. No te acostumbres a esto. — le avisó Jaejoong removiendo las sábanas y sentándose a horcajadas encima de él. Ya estaba aseado y vestido, y no tenía tiempo para ‘malgastarlo’ reiterando una misma acción, pero aquella piel desnuda era tan fogosa como la mirada que le dirigía… Y quizás le humillaba reconocer que lo deseaba más que antes, tanto que, sin darse cuenta, se estaba desnudando sobre él.

— Te gusta esta posición ¿verdad, Yunho? — sonrió quitándose la última prenda y sintiendo su sexo duro, haciéndole recordar que esa posición, casi autoritaria y dominante sobre él, era igual que aquella lejana “primera vez” entre ambos.

(Le daba pena reconocer que efectivamente la respuesta era “sí”)
— No quiero hacerte recordar cosas horribles. Siento muchas cosas por ti, Jaejoong. Por eso estoy aquí de nuevo... No soy cualquiera — le recordó estando tendido entre las desnudas piernas de Jaejoong.

Éste último, contestó indignado: — No me ofendas. Tú nunca fuiste cualquiera, Yunho —

Al observar la tímida curvatura que se formó en los labios de Yunho al escuchar la respuesta, y al tumbar la boca sobre la suya, sabía sin ninguna duda que él era algo muy diferente, y eso hizo latir su corazón más que la vez anterior...


A Jaejoong le gustaba esa extraña forma que Yunho tenía de, después de introducirse, mitigar su inevitable y lujurioso dolor cuando comenzaba a surgir, besándole y acariciándole (como disculpándose de no haberlo hecho en otra ocasión). Nadie más tenía esa misma consideración (o al menos él nunca había conocido cosa igual hasta conocerle), y era reconfortante hacer el amor con Yunho de ese modo. Era tal y cómo deseaba que fuese. Para él no existía amor más enfermizo que ese que era incapaz de borrar.


Jaejoong cayó de bruces sobre el cuerpo de Yunho cuando, después un tiempo, aquel ritmo que él mismo infligía le debilitó. Tumbó su parte superior sobre él, y hundió el rostro comprimido entre su cuello y hombro, rozando con la mejilla la dura clavícula como si deseara enterrarse en la piel de Yunho tan profundamente como él se había sumergido en la suya (aunque resultase inútil).

Aceleró el complicado y casi imposible ritmo vaivén encima Yunho y, acercando la voluptuosa boca a su oído, murmuró de forma arrulladora (como una especie de canción) lascivas y explicitas frases entre gimoteos que le hicieron recordar a Yunho cuán de incorregible y desvergonzado fue siempre... (consciente de que, por desgracia, no resistiría mucho más aquella especial ‘temperatura’ con aquellas palabras de Jaejoong susurradas a su oído con erótica entonación)

— Cantas realmente bien, pero deja de hacer eso — le amonestó agitado de excitación, deteniéndole al mismo tiempo en el que se desunía de él con un increíble y fácil deslizamiento entre sus abiertas y húmedas nalgas.

Cuando Jaejoong levantó el transpirado y lívido rostro, Yunho logró observar frente a él su masculino y seductor sombreado que ahora, movido por el sudor, estaba disperso por alrededor de sus ojos, con los que parecía que le miraba enormemente enojado.

— No me mires así… — continuó regañándole respirando forzosamente, bajando y subiendo el tórax en el que se había aferrado Jaejoong — Te quiero… — musitó Yunho en voz ronca y mejillas enrojecidas — Lo siento —

— ¿Por qué te disculpas? — Jaejoong cambió de expresión — Ya te he dicho que yo también… — le tranquilizó besándole, y friccionó su cuerpo sobre el de Yunho, como si fuese una capa o un manto con el que cubrirle incluso el hinchado e irreconocible sexo de punta inflada (como el tapón de corcho de una botella apunto de estallar) junto con el suyo propio, goteante e impaciente, deseando ser blandido por sus manos.

— Jaejoong, me avergüenza pedírtelo… — comenzó su frase mientras correspondía los ardientes roces acariciando la espalda tatuada y envuelta en sudor salado de la estrella del rock, como si estuviese confeccionada con la tela de alguna araña y él hubiese quedado atrapado en ella.

Una frase como esa sólo hizo aumentar la curiosidad de Jaejoong; quien mordiéndose los gruesos y húmedos labios contestó con voz sugerente:

— Haré lo que quieras con tal de que continuemos de una maldita vez… —

Por la mente de Yunho pasó un sinfín de interesantes ideas al escucharle decir eso, pero no pudo hacer más que reír por esa indómita contestación, comenzando a sentir un hormigante placer en su tórax por el repentino contacto de los labios abiertos del impaciente mayor.

— … Quiero que después te quedes dormido encima de mí…, justo como ahora.., y despertar junto a ti de una vez por todas — le pidió con una ininteligible voz por la vergüenza que le suponía decir esa proposición; sin recibir más contestación que un intenso beso para retomar lo inacabado...



~~~~~~~


Nunca había despertado junto a Jaejoong, y tampoco fue aquella vez la excepción.
Aunque lo anhelara enormemente…

Cuando Yunho despertó de nuevo (después de su habitual manía de quedar somnoliento) y desperezo su ahora templado cuerpo, se percató que una vez más solo él se encontraba en la cama, y junto a él, sobre la almohada, una nota arrugada y malgastada que leyó rápidamente.

“Lo siento, Yunho-ah… Voy a seguir el camino que deje de lado.
Gracias por tu ayuda. Los sueños ante todo – Te quiero, Jaejoong”


De nuevo aquella última nota de envejecida tinta, muy arrugada tras la última vez….

<<. ¿Te estás burlando de mi? .>> pensó Yunho antes de ver que en el reverso de la misma había una letra más nítida, de diferente tinta, nueva, con sus letras estrechamente unidas y de mejorada caligrafía:


“No quería marcharme pero… [quedaste estúpidamente dormido]
Quiero verte de nuevo. Quiero cumplir tu absurdo deseo anterior.
Da igual dónde, ni en que momento.

Hace mucho tiempo que no me sentía tan… ¿amado?,
Incluso siendo ahora ‘querido’ por todos
de esa forma en la que siempre había deseado...

Este camino es en algunos momentos demasiado difícil, ¿verdad?
Aprendí que no puedo hacerlo solo,
dime que aceptas afrontar tus sueños junto a mi,
aunque sea sólo durante un tiempo más…
eso era lo que siempre desee desde que te conocí.

¿Crees que hemos repuesto el tiempo perdido?^^ - Jaejoong”




- FIN -
(Gracias por leer hasta aquí, siento el retraso en el final de la historia
y también los posibles errores en todos estos episodios ...
Espero que os gustará y espero leeros en otra historia, yo sería feliz ♥ Muchos abrazos)


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@ Why Empty? [Capitulo 25 / FINAL]

• Indice de '「Why / empty?」'


Capitulo 13: "Confesar ‘te quiero’ es más
humillante que decir ‘perdón’"
(Vol. II / FINAL)


No quería, o ni tan siquiera pensó en volver allá….

Quizás fue aquella noticia la que le impulsó a caminar robóticamente hacia aquel apartamento, como obligado por un invisible hilo que aparecía del pecho e impulsaba a caminar como un títere movido por la preocupación…

¿Qué era aquello que habían dicho en el noticiero,
en aquella sección de entretenimiento de anoche?:
“Kim Jaejoong no se presentó hoy al concierto”

Yunho había sido la última persona en hablar con Jaejoong, o al menos eso era lo que él creía.

¿Cómo podía no estar preocupado?

Aquella pasada noche no había sido precisamente una noche pacifica para ambos, quizás menos para un hombre tan influyente y en un estado tan endeble como lo había estado Jaejoong aquella última vez en la que se marchó vacilante y ofuscado...


El moreno no había ido a la casa de la actual estrella desde hacía ya un tiempo, cuando se presentó por primera vez en la suntuosa zona residencial y entró en el ostentoso hogar para acabar con toda cordura y control de sí mismo con aquella pasajera extorsión….

¡Oh! Ahora era mejor no volver a pensar en ese momento, sino seguramente retrocedería tras sus pasos… y ahora que Yunho estaba frente a la puerta, era demasiado tarde para hacerlo.


La sorpresa de Yunho, después de tocar y timbrar repetidas veces aquella puerta, fue la aparición de un hombre alto, quien salió amenazante del umbral de ésta con su larguirucho cuerpo bien trabajado y sus cortos cabellos ficticiamente ondulados.

Sin duda se trataba de Changmin; su cabeza parecía ser capaz de llegar al dintel de la puerta. Sus cansados parpados, sus ojos de sorpresa, y sus labios repletos de migas le daban un aspecto cómico, pero su mirada describía lo contrario...

— ¡Oh! ¡No digas nada! — exclamó nada más ver a Yunho.

Hizo un gestó con la mano para que éste entrase al hogar de Jaejoong, y el moreno aceptó la invitación sin descender su sorpresa al verle.


— Tú sabes dónde está Jaejoong... — Changmin no lo preguntó, directamente lo afirmó.
Parecía que la presencia del bailarín sólo podía significar eso.

Pero Yunho sólo fue capaz de alzar sus grandes hombros y negar con la cabeza:

— En realidad…. — suspiró — yo no sé nada de eso —
Como él mismo dedujo durante todo el trayecto: había razón por la que preocuparse, y fue capaz de verlo en el rostro del ‘chico canela’ con mejillas de ‘pequeño diablo’, quien molesto se llevó la mano a la sien y rechinaba sus dientes:

— Jaejoong no aparece por ningún sitio... — contó Changmin en el interior del apartamento vacío, donde sólo estaban ambos. El silencio en una casa de esa dimensión era aun más notable. No había nadie más. — Es extraño que se comporte tan despreocupadamente, hablando de trabajo, por supuesto. — subrayó — Por su culpa se canceló el concierto de ayer, y adivina quien iba a cantar también… —

Changmin estaba indignado al seguir las pautas del más mayor (Jaejoong) quien era su compañero de escenario en innumerables ocasiones. Antes de continuar, limpió su boca con el dorso de su mano al percatarse de las migas del pasado aperitivo:

— Llegué aquí al no encontrarle en el edificio, en la agencia, en el estudio y al llamar a algunos amigos que me comunicaron que no sabían nada de él. Jaejoong no es el tipo de persona al que le guste estar solo… y me pareció extraño que nadie supiese de él. — le explicó Changmin incapaz de tomar asiento, al igual que Yunho, por lo que ambos se mantuvieron en pie cerca de la puerta principal.

— Por ultimo, decidí venir hasta acá. Tengo esto… — Changmin sacó de uno de sus bolsillos una moderna llave que enseñó a Yunho — Aunque Jaejoong no es precisamente confiado…, en algunas ocasiones hace cosas como estas — explicó sin más, guardando de nuevo la llave del apartamento — Entre aquí sin permiso, cierto, pero no vi nada — bajó su mirada y señaló a su alrededor — He estado esperándole desde ayer por la tarde. Y precisamente apareces tú, Yunho. — alzó su mirada, sus ojos de color pardo y redondeados se clavaron sobre los sombríos y más rasgados del hombre de enfrente — TÚ, el detonante de tal desorden en su vida actual. — le juzgó Changmin, áspero pero sin crudeza en su frase — Sin duda, su repentina ‘desaparición de adolescente’, tiene algo que ver contigo, ¿verdad? Le propuse que solucionara las cosas contigo, es molesto no saber el por qué de tanto esquivo. Y precisamente no me entusiasma eso de hacer de su asistente…—

Yunho pensó durante unos segundos antes de hablar por primera vez: — ¿Jaejoong no apareció desde entonces? — aquella pregunta fue respondida por un asentimiento.— Yo hablé con él la noche anterior. Lo encontré por casualidad en una ‘pojang-macha’ cerca del parque principal del Río Han, y él estaba bastante ebrio… —

Changmin no pudo evitar hacer una sonrisa y expresión de burla infantil al escuchar aquel dato. Como si la sonrisa dijese en ironía: “¿Ebrio? ¿Jaejoong? No me lo imagino…”

Yunho continuó: — Le sugerí que podía llevarle de vuelta a casa, pero… después de hablar… él se marchó agitado. — resumió sin más detalles, desconcertando al menor (quien tampoco le prestaría mucha atención a detalles) — Quedemos en que esa sería la ultima vez que habláramos, pero anoche vi la noticia mediática de sus cancelaciones de los horarios de ayer y .... —

“STOP”. Changmin le detuvo levantando la mano cerca del rostro de Yunho.

— ¿Te preocupas por Jaejoong? — le preguntó con una extraña seriedad — Yo creo que eres un gran bailarín Yunho, no te supondría un gran esfuerzo encontrar otro sitio al que afiliarte, y poder realizar tu trabajo en otro lugar. Jaejoong es… complicado. — sonó como un amistoso consejo — En cambio, sé que conoces a Jaejoong de un tiempo anterior, aunque desconozco todo lo demás, él se siente incomodo de nuevo contigo, eso es obvio, pero tú continuas preocupándote, y llegas hasta aquí para preguntar por él. ¡Es molesto! ¿Qué diablos te sucede con …. — Changmin hizo una pausa — … Jaejoong? — terminó cambiando el tono de su voz.

— Jaejoong me gusta — expulsó Yunho de forma tan directa que Changmin fue incapaz de realizar un sonido con su boca mientras miraba algo que estaba más allá de Yunho...

— No me hagas sentir que decir esto es más indecente o anormal de lo que parece... — el rostro maduro de Yunho no combinaba con unas palabras tan ‘sentimentalistas’.

Apretó sus manos y dejó de mirar a Changmin durante unos instantes.
Estaba turbado por la confesión, pero continúo sin vacilar:

— Mi preocupación por él, no es algo que me guste, impulsivamente me siento temeroso por él, a pesar de todo. Porque Jaejoong me gusta, desde ese tiempo pasado que desconoces y en el que él se sincero conmigo. Por lo que es imposible no preocuparse por él. En realidad es una persona débil bajo su arrogancia. Como una llama en el interior del hielo. —confesó. No quería llegar a la vida de Jaejoong para causarle tal desastre y debía explicárselo, hacérselo entender. — Esa noche me encontré con Jaejoong después de estar un tiempo intentando despreocuparme por él, alejarme de él, incluso en ese momento estaba en un cita, pero siempre está de nuevo en mi mente. Eso es lo que sucede. — contestó — Así que, si él está en algún tipo de problema, me gustaría poder hacer algo, pues yo soy el culpable de dejarle solo en su condición aquella noche... —

Finalmente la puerta principal realizó un ruido estridente tras Yunho
(justo en el lugar donde Changmin había clavado su mirada antes).

Yunho detuvo sobresaltado su ‘responsable’ discurso.
Giró su rostro y miró sobre su hombro, quedando impactado al ver a Jaejoong tras su espalda.

— “Jaejoong me gusta” — salió de la carnosa boca, imitando aquella frase, y resaltando que escuchó el inicio de su ‘sermón’ — ¿Por qué dices eso delante de Changmin-ah? — le preguntó, al mismo tiempo en el que Yunho se volteaba — Es vergonzoso — refunfuño.

— No apropiado en un hombre… — masculló Changmin, que no esperaba escuchar ese tipo de contestación que le hiciera sentir incomodo entre ambos. — Tu aspecto Jaejoong… — alzó la voz, y le señaló incrédulo — Seguramente nadie fue capaz de reconocerte…, y apestas a alcohol… — añadió frunciendo graciosamente su nariz.

La ropa desordenada, el cabello caótico (como un nido), su rostro pálido desprovisto de todo maquillaje, con ojos enormes y cansados (ya sin ningún ‘accesorio’ en ellos). Jaejoong lucía ese aspecto despreocupado, diferente al común.

— J-Jaejoong-ah — el tono de voz de Yunho era gracioso, pero su rostro era lo más cómico. La sorpresa se había adueñado de su rostro triangulo, viéndose como un travieso párvulo siendo descubierto. — ¿Dónde estabas? ¿Dónde te habías metido? … — le preguntó, incapaz de reflotar el tema que había confesado anteriormente....

Jaejoong suspiró pesadamente al tener que recordar:

— Gracias por cuidar de mí en la pojang-macha la pasada noche, Yunho. Pues esos dos tipos se estaban volviendo muy molestos, y sé que poco te faltó para reventarles la nariz con tu mano, y yo de apretarles las corbatas hasta estrangularles, lo juro. — sonrió con tanta tristeza e impotencia que Yunho deseó decirle que no hacia falta que sonriese sólo para aparentar normalidad e indiferencia, pues sólo lograba enfatizar el dolor al recordar a esos miserables — Pero… al final no pude desprenderme de esa condenada rata. Volvió a encontrarme solo, y cuando desperté… él ya había robado todo el dinero que yo tenía… — explicó enfadado.

— Jaejoong-ah — Yunho dejó escapar aquel susurro, inquieto por ese dato.

— En la calle… me di cuenta de que había despertado en una zona bastante lejana… Podría haber llamado a alguien, pero estaba derrotado después de todo… No fue nada agradable hablar con ese individuo... Y mientras caminaba de regreso, pensé que todo había sido una treta del destino. —

Jaejoong se acercó sin dilación y brevemente al salón contiguo (seguido por los demás), y sin más, tomó un encendedor.

— ¿Te hicieron algo? — preguntó Yunho con un tono intimó que hizo que un escalofrió recorriera el cuerpo del aún presente Changmin, quien disimuladamente y con habilidad atrapó aquel aperitivo que había estado comiendo anteriormente y se lo llevó a la boca mientras intentaba desaparecer de allí ágilmente...

— No. No me hizo nada. Estoy seguro de ello. Sólo fue capaz de presionarme y torturarme con sus frases y poco más — dijo empequeñeciendo los hechos mientras intentaba encender el cigarrillo entre sus labios — Pero pensé que el ‘karma’, un ‘acto bumerán’ o algo por ese estilo, me había dado una abominable lección. Me levanté, en mi caso en un sitio desconocido, y habían ‘robado’ mi dinero. No es algo que me importe, pero despertar sin dinero… eso me era familiar a algo que ya había vivido inversamente... — miró a Yunho a los ojos y dejó que un humo blanquecino que salía de su boca les dividiera durante unos segundos.

Yunho sabía muy bien de lo que estaba hablando Jaejoong, y le dejó continuar.

— Y justo cuando logro llegar aquí, únicamente con mis piernas, después de llegar agotado, y abrir la puerta, te encuentro en el interior de mi apartamento diciendo esas palabras. ¡Eres estúpido, Yunho! — tras el insulto, sus ojos se llenaron irracionalmente de un brillo húmedo — Es increíble que me sigas viendo así, aún con todo lo que tuve que hacer... — incrédulo dejó que sus ojos enrojecieran mientras Yunho, parado tal como una viga, le observaba en silencio.

Jaejoong cayó agotado sobre uno de los sillones del flamante salón — Es difícil escucharte decir eso — dijo a la vez en la que hundía su cuerpo en él, y subía sus piernas a ese mullido sillón, con sus rasgados jeans (los que vestía la noche anterior) cubriendo parte de su cuerpo cuando acercó sus rodillas al pecho, en posición casi fetal.— Estoy sobrio, así que créeme esta vez — pidió allí acurrucado como un gato de ojos centelleantes.

Yunho fue incapaz de decir cualquier cosa, el humo había difuminado el rostro contraído de Jaejoong durante unos segundos, y no podía hacer más que observarle sorprendido...

— Sé que soy un orgulloso y engreído, pero… gracias por ayudarme a hacer mis sueños realidad — dijo Jaejoong, al mismo tiempo en el que bajaba su mirada, avergonzado — Sé que debí decirlo hace mucho tiempo... agradecértelo, o quizás nunca debí hacer lo que hice, lo que yo te hice…, pero hay errores que logran mejorarnos la vida, aunque suene increíble… —

En su mente se repetía en el recuerdo aquel adulto y latiente “- Jaejoong me gusta -”. Eso le estaba removiendo el corazón, y ni el agrio y toxico humo que tragaba lograría parar ese dominante órgano que palpitaba locamente en aquel instante.

— Tenía tanto miedo del pasado que intente hundirme lo máximo posible en mi dichoso presente. Pero no es tan agradable como pensé. No es un presente en el que crea plenamente…, porque también me gustas, Yunho. — el blanco de sus ojos enrojecieron al intentar retener ese ‘tonto’ sentimiento. — Desde que te vi por primera vez en la calle ayudando a recoger mis monedas del suelo, cuando tenías unas mullidas mejillas morenas y unos simplones y rasgados ojos oscuros…, siempre tan apasionado en aquello que hacías, como lo eres ahora… Te envidiaba, y soportabas mis constantes groserías y risotadas, mi extraño humor. Sé que continuó siendo igual... — dijo incapaz de contener una traviesa sonrisa sobre el sillón — Escuchaste mis problemas como ningún otro falso amigo me había escuchado, no te reíste de mi fantástico sueño, ahora real, y no me despreciaste a pesar de las cosas horribles que se decían de mi en aquel momento, y que podían ser ciertas... Sé que hubiese continuado vendiéndome si no hubieses aparecido tú… —

Jaejoong sacudió su cabeza, apenado al dejar salir (involuntariamente) de sus ojos un riachuelo transparente que surcó sus mejillas, mostrándose de nuevo tan inusualmente frágil... Incapaz de subir la mirada y observar directamente la reacción actual de Yunho al escuchar sus palabras. No podía ni tan siquiera imaginar su rostro... Le avergonzaba el simple hecho de escuchar su propia voz diciendo todo eso.

— Pero… también ‘me gustas’, y eso suena peor que decir ‘perdón’ —

Jaejoong sintió como unas extensas manos se aferraban sobre sus hombros, obligándole a alzarse de su asiento con un certero y rápido movimiento, e involuntariamente dejó caer el cigarrillo de entre sus dedos, donde el fuego se consumió y apagó sobre el parqué.

Yunho irguió ese cuerpo desvalido y exhausto, mirándole enmudecido sin ‘liberar’ sus hombros.

— Yo… me sentí extraño al verte con otra persona la última noche... — tartamudeó Jaejoong — y…. bebí tanto que volví a meterme y a meterte a ti en problemas —intentó justificarse al tener a Yunho frente a él, con aquel tortuoso silencio — Ahora parezco tan egoísta, mierda — se quejó y mordió el labio inferior con fuerza al observar las anchas cejas de Yunho formando una mirada singular, tan atrayente que le pareció el hombre más amargamente atractivo que había observado de tan cerca.

Sin duda, la maduración de Yunho le hacía sentir menos fuerte ante él; y lo odiaba por ello...

— Siempre quise escuchar eso… — dijo Yunho al fin, aún sin soltarle los hombros — Desde el primer momento en el que me reencontré contigo... Pero siempre fuiste un chico especialmente egoísta. —

Jaejoong le miró molesto. — Se debe a que “la persona que más te conoce, es a la que más temes” — se defendió.

— Por eso yo lo he intentado… Olvidarte. Juro que lo he intentado de muchas formas. Pero si me confiesas estas cosas… ya seré incapaz de hacerlo. — elevó sus manos y rodeó con ellas el rostro de Jaejoong, deseando acercarse a él y rozar sus labios de nuevo (esta vez con la añadida emoción de las ‘sobrias’ palabras del mayor). — Lo cierto es que… te volvería a buscar y a encontrar, las veces que hiciesen falta —

Después de esas confesiones por parte de Jaejoong, a Yunho no le importaba ya perder completamente el juicio y la compostura (esa que casi siempre había tenido por un intento de ser ‘correcto’ con él...)

Pero Jaejoong se escapó de sus manos, y retiró angustiosamente los labios que estaban tan cerca de los suyos, sintiendo que iba a morirse al no tocarlos….

— Jaejoong… — rogó.

El mayor de ambos, indiferente al reclamo, movió sus grandes ojos de un lugar a otro para cerciorarse de que ningún ‘infiltrado’ y ‘molesto’ compañero se encontrase alrededor...

Al asegurarse y confirmar la soledad de ambos en el salón, precipitó de nuevo la cercanía con el moreno y, sin censura, besó apasionadamente sus labios, para sorpresa de Yunho.

Ignoró aquel sabor amargo que dejaba el tabaco o el alcohol, pues la boca de Jaejoong siempre se mantenía cálida y atrayente a pesar de esas cosas; era masculina pero con asexuados labios, y su lengua despejaba, como una cálida hoja de eucalipto, y lograba zambullirse descaradamente en el interior de la boca de Yunho.

El moreno, impulsivamente, rodeó con los anchos brazos su silueta y alzó el cuerpo de Jaejoong sin problema, recibiendo de éste una exclamación de queja, pero sin dejar de besar sus labios, salvo en el instante en el que Jaejoong respiró:

— Yunho — casi agonizante — Te amo — sujeto a su cuerpo.

Las limitadas veces que besó a Yunho, lo hizo con cierto entusiasmo, sí, pero esta vez fue tal la pasión que sentía al hundir sus dedos en los cabellos oscuros de su nuca, que podía sentir como el alma se escapaba por la boca.


Si eso era un sueño, Yunho pensó que debía ser la alucinación más fantástica que podía soñarse... Nació una sensación indescriptible con la que sentirse inmortal durante un instante. Ese instante en el que descubrió que la persona que besaba, que abrazaba, era la que siempre había deseado y querido, aún con todo...

Se sintió como un adolescente de nuevo, como aquella primera vez con un ocultamente abatido Jaejoong.

— Yo también, Jaejoong — le respondió acariciando con sus dedos las bolsas que se formaban bajo sus astutos ojos con necesitada expresión….


FIN – (Continuación en el extra...)



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Why / Empty? [Actualización Masiva]
29 de noviembre de 2014 @ Why / Empty? [Actualización Masiva]



- AVISO de Actualización Masiva



¡Hola de nuevo! Gracias por la paciencia. No he podido entrar por aquí desde hace un tiempo, fue imposible por todas esas cosas ajenas a esto que me mantuvieron ocupada, y no he tenido el tiempo suficiente para entrar en el blog y demás cosas. Debo agradecer a aquellos que decidan seguir las historias, y también a los que comentan en ellas, pues me da ánimos para tomar tiempo y actualizar.

He pensado que quizás lo mejor sería avanzar debidamente con "Why/Empty?" pues es una historia que lleva abierta demasiado tiempo, y teniendo un final ya decidido no debería demorarlo, por lo que deje de lado todas las demás ideas por el momento para centrarme en cerrar este fanfic. Por ello, voy a actualizar seguidamente el fanfic sin añadir los temas de actualización hasta completarlo. Comienzo subiendo este Capitulo 12 (Vol. II) y mañana o el lunes os veo de nuevo para añadir un nuevo episodio y después el final, que espero os guste. Dejadme vuestro honesto comentario con vuestra opinión sobre estos capítulos, por favor♥.

Siento dejar la otra historia pausada pero la retomare pronto, además me gustaría hacer más historias y me haría muy feliz si le dieses una oportunidad cuando las publicara en un ataque de locura (hahaha)

Bueno, no puedo decir nada más que Lo siento y Gracias. Espero después tener mas tiempo para platicar, por que ya sabéis que me encanta 'hablar' y más si es de nuestros 'chicos'. ¡¡Nos leemos!!

- CAPITULOS ANTERIORES EN:
• Indice de '「Why / empty?」'


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@ Why Empty? [Capitulo 24]

• Indice de '「Why / empty?」'


Capitulo 12: "Frustrado camino a casa" (Vol. II)


— Maldición — fue esa la primera palabra que salió de la ronca garganta de Jaejoong al sentir como algo anudado alrededor de su muñeca le apretaba gravemente...

Era insoportable despertar con aquella sensación rodeándole las venas.

Aturdido, se removió sobre la cama en la que se encontraba.
Jaejoong era completamente libre, y logró incorporarse con ojos legañosos.

Sentado y vacilante alzó su brazo, y borrosamente observó aquella tela anudada a su muñeca con tanta fuerza que la sangre era incapaz de circular con normalidad, tornándose la piel de alrededor de un malsano color....

Jaejoong se afanó en desatar tal tortura. Sorprendido, no sólo por el color rojo y púrpura que ahora tenía esa parte de su piel, sino por aquello que inexplicablemente había estado atado en su brazo. Se trataba de una corbata, bastante maltrecha, y descuidada.

Jaejoong la tiró a un lado, y por un momento prestó atención a su alrededor.

Difícilmente era capaz de recordar la noche pasada; como si la mente utilizara el ‘pause’ durante algunas partes, para después ‘suprimirlas’ de su memoria.

La resaca era algo molesto, pero ya la conocía muy bien...

Jaejoong recordó hablar con Yunho encima del suelo verde y arenoso, sí, de eso era consciente. Pero, ¿Estaba él allí? No, también era capaz de recordar como ambos se separaron esa noche…

Sin embargo su mente era incapaz de evocar el cómo había llegado hasta el sitio en el que ahora se encontraba, pero sí recordar el beber de nuevo en el callejero ‘bar-carpa’ cerca del río Han(gang) por última vez, después de alejarse de Yunho.

Resopló <<. Sí, ese debió ser el error para la lucidez .>>

Jaejoong examinó el lugar. Estaba en una habitación lúgubre...
Por un momento, no era capaz de saber si era de día o de noche.
Las cortinas cubrían la única ventana y la luz apenas penetraba.

Se levantó despacio de la cama, aunque esto le supusiera un enorme esfuerzo debido a los entumecidos músculos (que le indicaba que la noche no había sido buena).

Ahora en pie, suspiró aliviado cuando se cercioró que aún vestía con su pasada ropa. Incluso tenía puesta la cazadora (leather jacket), y la prenda oscura conjunta con sus jeans fingidamente rotos.

Jaejoong escrutó entre las sombras la desconocida habitación; era una estancia pequeña y decorada de una forma estrafalaria e intima. Todo parecía ser de jaspe raido y telas de suave raso. Frente a la única gran cama un televisor apagado y sospechosamente posicionado.

El único objetivo de Jaejoong era llegar a la cercana y pequeña ventana...

Descorrió sus pésimas cortinas, y observó horrorizado la calle dónde nuevamente la noche se estaba aproximando, de aspecto grisáceo y cielo ligeramente purpúreo.

Por eso mismo, Jaejoong dedujo que había estado en ese lugar, dormido o inconsciente, todo ese día. ¡Qué desconsiderado! Recordó haber desobedecido su horario...

Tras el cristal se veían los locales que inundaban aquella angosta calle.
Eran los más variados y escandalosos. Todos con un aspecto llamativo y descarado.

Con las palmas de sus manos sobre la ventana, Jaejoong observaba los letreros que ya habían sido encendidos y ahora parpadeaban en tonos rojizos y estrafalarios, mostrando sus más adultas letras hangul, gruesas y cautivadoras...

Eran locales de entretenimiento que sólo abrían sus puertas cuando el sol se escondía, y a Jaejoong no le costó mucho conectar estos sitios con el lugar en el que ahora se encontraba.

<<. Un motel .>> pensó sorprendido.
Ahora entendía aquel apartamento de decoración tan estrambótica.

Su corazón presionó las costillas al sentir la presencia de alguien más en la habitación.

Jaejoong se volteó tan deprisa que su corto cabello se meció levemente...

— ¡Ya era hora de que despertases!… — dijo tras él un hombre que abotonaba los puños de su sucio traje — Comenzaba a preocuparme por ti… —

Sí, recordaba a ese ‘esperpento’. Ese hombre era tan delgado (casi esquelético) como la noche anterior, y tan repelente como entonces. Incluso se podía ver una pequeña marca que cubría su mejilla (debido al golpe que había recibido de Yunho la noche anterior).

Estaba solo, no estaba junto a él aquel compañero suyo de abundantes carnes, gordo como ningún otro mamífero… ambos con los que se había ‘encontrado’ Jaejoong (asaltado en el ‘pojang-macha’).

Sin duda aquel delgado hombre de ojos minúsculos había mostrado más interés por el dinero de Jaejoong que su cobarde acompañante... Y quizás esa era la razón principal por la que ahora sólo estaba él…

— ¿Deseas ser denunciado? ¿o simplemente estas loco?— le exclamó Jaejoong, sin ningún temor. No quería ni pensar la repercusión que algo así podía tener para él.

— ¡Cállate! — gritó, y casi se le desencaja la mandíbula por ello — Engreído…— le calificó señalándole con el dedo, como ya había hecho en otra ocasión. — Estabas más hermoso cuando eras incapaz de hablar — sonrió, y Jaejoong sintió un temeroso escalofrió.

— Si lo que querías era mi dinero, podrías simplemente guardarlo en tu descosido bolsillo. —
Jaejoong se retiró de la ventana y miró a aquel hombre con total desprecio.

Aquella mirada de menosprecio calentó el poco orgullo de aquel tipo.

— ¿Sabes mucho de esas cosas? Hablo sobre robar el dinero de los demás… No eres más que un ‘perro inmoral’ — le insultó con desprecio, acercándose a él en pocas zancadas, y propinándole por último una repentina bofetada con el reverso de su mano (por lo que Jaejoong pudo sentir los huesudos nudillos clavándose en su mejilla).

El alma de Jaejoong se removió de miedo, no era temor debido a aquel golpe, sino un miedo más humano y abrumador. El miedo de un secreto desmantelado y descubierto, de alguien que sabe más de lo debe. Y quizás es uno de los peores miedos que podemos sentir…

También dolía más duramente cualquier ‘frase de esas’ que una bofetada a mano abierta.


Jaejoong aguardó en silencio, incapaz de contestar, golpearle o insultarle (como si habría hecho en otra ocasión), confundido, pues hacia mucho tiempo que nadie se dirigía a él de ese modo…

El desconocido hombre oportunista se sintió pleno de autoridad. Se sintió pletórico y menos insignificante. Era la primera vez que se sentía tan ‘importante’ al ser capaz de insultar e incluso abofetear a una persona como lo era Jaejoong. Poco le importaba el final de aquello, se sentía excitado de su propia autoridad, aquella misma que no tenía en ningún otro lado.

— Despertar de tu sueño etílico te hace olvidar muchas cosas. Es comprensible… — siguió hablando debido al silencio, mientras comenzaba a caminar de un lado a otro en la oscurecida y pecaminosa habitación— Todo lo que puedo llegar a saber de ti, es gracias a ti, Jaejoong. Estabas tan desesperado, desgarrado y ebrio, que tu boca se abría sin parar. Me narraste muchas cosas, aunque no lo recuerdes. Yo quería aprovecharme de eso ¿Por qué no lo iba a hacer? Eres una estúpida celebridad ¡Mírate! Luces insolente y engreído como ningún otro, no debería compadecerme de ti, por mucho que alardeases de tu triste pasado. En cambio, yo trabajo día y noche para nada. Quería aprovecharme…, pero llegó ese maldito hombre y destrozó mi celular. ¡Imbécil! — paró su ridícula caminata para alzar su puño furioso al rememorar ese momento de anoche. — Estoy harto de perder el dinero que puedo ganar... — gritó, pareciendo un lunático.

Hizo una pausa para observar a Jaejoong atentamente.
Le miró con sus insignificantes ojos de parpados lisos y ambiciosos.
Y después continuó recordando:

— Después de salir huyendo del ‘pojang-macha’ junto a mi cobarde compañero, yo… decidí regresar de nuevo. Mi compañero sentía una extraña admiración por ti, y no quiso seguir mi juego, aún proponiéndole que, debido a tu estado, sería bastante sencillo violar a la ‘estrella’... Ah…y pareció dudar durante unos instantes cuando le propuse ‘eso’... Pero no cedió. — lo confesó con tal descaro que Jaejoong sintió ganas de aplastarle alguna zona del cuerpo que le hiciera aullar de dolor — Pero yo… ¡No me iba a quedar sin la exclusiva! ¿verdad? — se acercó a Jaejoong quien, muy al contrario de amedrentarse, miró a aquel oficinista levantando su mentón, viéndose hermosamente rebelde.

— Entonces… — siguió relatando el hombre — yo regrese allí, solo, y tú estabas hablando con aquel inoportuno tipo, al que nombraste como Yunho, o algo así…, no lo recuerdo. Él te llevó sobre su espalda en el puente... porque estabas realmente borracho. Yo os seguí a hurtadillas, hasta que os detuvisteis a descansar. Estabas tan ebrio que, desde la distancia, podía verte balbucear. Hablaste con aquel tipo, asentados ambos en el césped, pero no me enteré de nada. Estaba tan lejos... — confesó entristecido, sin duda deseó haberse ‘informado’ de que hablaban ambos. — Pero pude ver como te precipitaste sobre sus labios. Eso fue algo inesperado. ¡Ah! ¡Le besaste! Y extrañe mi teléfono con cámara en aquel instante en el que besaste a ese hombre. —

Jaejoong abrió descomunalmente sus ojos al escuchar aquello. Lo más trágico era verificar que eso que él relataba había sucedido realmente, siendo capaz de recordar los cálidos labios de anoche como si se tratase de un vivido sueño.

Su rostro se llenó de furia. ¡Cómo había sido tan estúpido de besarle sin reparo!
Jaejoong se mordió el labio inferior y contuvo el recuerdo del descarado beso con Yunho.

Debía reconocer que en ese momento deseó que el moreno apareciera a su rescate, como siempre tenía por costumbre, y sacarle de esa situación, pero obviamente, esta vez no le vería aparecer cargando con su estúpida heroicidad...

El hombre continuó hablando sin importarle el lugar en el que estaban, ni el tiempo que perdía:

— No sé que sucedió, pero parecía que discutías cuando te levantaste después de aquella ‘escenita’, y te marchaste solo con aquel caminar tan patético. Pasaste el puente, volviendo tras tus pasos, y yo te seguí... De nuevo regresaste al ‘pojang-macha’, el puesto en el que nos habíamos encontrado al comienzo ¿recuerdas?, y para mas énfasis volviste a beber. Cuando aparecí a tu lado, tú estabas tan… tan ridículamente alcoholizado, que no me resulto muy difícil traerte aquí, el lugar al que perteneces realmente, Jaejoong. Este sitio… donde deberías seguir estando… Acá quedaste dormido en la cama todo este día. — a cada frase que soltaba se acercaba más a Jaejoong, con él único propósito de torturarle un tiempo más — Pero puedes irte ya, si lo deseas. — le restó importancia — No hay nada más que quiera hacer contigo que no haya comprobado ya… — rió sombríamente.

Aquella sucia y última frase hizo que Jaejoong contuviese una náusea en su estomago, mostrando su repulsa descendiendo las cejas en una mirada de odio.

“-No hay nada más que quiera hacer contigo-”
A pesar de ser una corrompida y perturbadora frase, Jaejoong estaba casi seguro de que aquel enclenque hombre era incapaz de hacer algo más que robarle...

— Cierto que eres tan codicioso que puedes dar incluso lastima... — empezó a contestar Jaejoong con una vil media sonrisa — ¿Me follaste mientras estaba yo vestido? Oh, eres más estúpido de lo que ya parecías… — rozó con su mano la ropa intacta de la noche anterior y se burló de la presunta mentira — Pero no sabes con quien te has desafiado... Me he enfrentado a personas mucho más temibles que tú, por lo que no debería temerte demasiado — dijo con indiferencia, y sus palabras eran completamente ciertas (sólo se necesitaba ver su historial de “peleas y problemas innecesarios” a lo largo de su vida, y recordó que Yunho había presenciado algunos de ellos)...

A la vez que lanzaba las frases, Jaejoong echó un vistazo al lugar (para asegurarse de que no dejaba absolutamente nada suyo en aquella habitación de la que pensaba salir rápidamente). —Si tu lengua se suelta, y tu boca finalmente habla algo sobre mí…, sólo lograras arrepentirte de haber abierto esos asquerosos labios tuyos, ¿lo entiendes? — amenazó con fuego en sus falsamente angelicales ojos (ya ambos del mismo intenso color natural).

— ¿Estás temeroso? Lo entiendo... Eres un particular íncubo… — a Jaejoong le recorrió una sacudida al escucharle — Tan así que parece que el diablo añadiera esos ojos y esa boca en tu cara, Jaejoong. Pero todos sentimos flojear las piernas cuando algo tan patético del pasado nos implica. — se acercó a él lo suficiente como para rodear su cara con la palma de la mano. Jaejoong sintió aquella fría zarpa en su rostro como una amenaza — Incluso los secretos más humillantes salpican a las personas como tú. — en cada palabra era capaz de oler su aliento a licor cheongju (como si hubiese salido de una celebración de empresa), e intentó inútilmente dejar de respirar para no tener que soportar ese hedor — Y tu pasado es digno de despreciar. Dejarte abusar por di-ne-ro. Me compadezco de ti. — apretó con su mano el duro mentón del cantante. La mirada de Jaejoong era tan intensa y desafiante que el trajeado y esquelético hombre tuvo que contener el aliento durante unos minutos.

— No tienes aspecto de dejarte coger como un animal — continuó — … no al menos de forma tan fácil. ¿Cómo lo hacían? — preguntó descendiendo su mano libre por el cuerpo sabiamente proporcionado del adulto Jaejoong hasta llegar a su entrepierna — ¿Te tocaban así? — su mano, más similar a una consumida extremidad de ave rapaz con delgados dedos, buscaron y aferraron con fuerza su zona viril, logrando que Jaejoong diese un respingo.

Le dirigió una mirada fulminante — No me toques — Jaejoong advirtió arrastrando cada silaba como intimidación. Por un momento pensó que todas las personas tenían un alma, y ésta residía en alguna íntima zona, pues percibió como le oprimía el espíritu cuando atrapaba con más fuerza sus ocultos testículos.

— Creí que ya estabas acostumbrado… —

Se trataba de poner a prueba su dignidad resurgiéndole aquello, pero ese tipo no era como esos maleantes del pasado, aquel hombre había sobrepasado largamente los 35 años (incluso sobresalido los 40, quizás), y Jaejoong tampoco era un ‘niño’, eso creaba una situación más humillante que cualquier otra...

Por un instante imaginó que pasaría si Yunho estuvieses presenciando aquello, y le hizo ligeramente feliz pensar que seguramente le rompería el tabique nasal sin pestañear.

Con cada firme presión de esa mano sus sueños se asfixiaban (los que tanto esfuerzo invirtió en lograr). Incapaz de soportarlo, Jaejoong apartó aquellas manos de un firme manotazo. Tenía el rostro carmín por la ira. — ¡Estás loco! — le gritó echo una furia, para después propinarle un fuerte puntapié final estirando su delgada pierna.

Por último alzó el dedo central como insulto, para después marcharse rápidamente cubriéndose el rostro con la leather jacket y su singular capucha al salir definitivamente de la delatadora habitación en la que había estado todo aquel día...

El hombre no intentó de ningún modo detenerle, estando ahora solo en la habitación, se dedicó a mandarle insultos entre dientes, quejándose del golpe recibido en la pierna…


~~~~~~~


Jaejoong sintió como los sentimientos iban a desbordarse, y aquello sólo hizo que aumentara su mal humor... Él deseaba caer de rodillas (como hacen los personajes de las películas cuando están furiosos) y lanzar un grito de impotencia. Pero no lo hizo.

Revisó sus bolsillos, donde sólo encontró el tabaco y el teléfono.
Ese estúpido… De verdad había robado todo el dinero que tenía...
Pero pensó que era toda una suerte mantener todavía el celular en sus manos.

Estaba lejos de su hogar, lejos de la zona residencial en la que se encontraba su casa, y sabía que tardaría mucho en regresar sin dinero ni transporte, pero aún con todo eso, Jaejoong decidió no llamar a nadie... No en aquel momento...

“-No me resulto muy difícil traerte aquí, el lugar al que perteneces realmente-”

Jaejoong recordó aquella frase ahora que deambulaba por esas ‘rojizas’ calles nocturnas, donde dispersos clubs parpadeaban y otros servicios de eróticos masajes habían abierto por completo. De nuevo sin dinero y en un distrito ilícito, le recordó a aquel en el que vivió, con aquellos apartamentos modestos y destartalados, y los rótulos de videopóquer de algunos locales ¡Oh, el karma le estaba jugando una mala experiencia en ese momento!

Tambaleó cansado, y por un instante se obligó a reponer sus fuerzas apoyando su mano en la pared más próxima, rozando con sus dedos uno de los carteles que estaban apegados a ella.

Se trataba de un cartel promocional, de tono oscuro y unas letras enormes, en el que podía leer su propio nombre: “Kim Jaejoong”. Era una promoción de su concierto, repleto de fechas y horas, por lo que se sintió más patético envidiando por un momento a su ‘yo’ de aquel trozo de papel por el que siempre había luchado ser, tan diferente al que ahora se encontraba ofendido e insultado por lo sucedido.

<<. Me vio besando a Yunho .>> pensó ruboroso, recordándolo inesperadamente como si aquello hubiese sido un débil pecado. <<. Yunho .>> Jaejoong se rozó los labios rosados con la punta de los dedos al tiempo en que comenzaba a caminaba de nuevo.

Pensó mucho en él en aquellos momentos, sin darse cuenta...

Diversas personas pasaban a su alrededor, sin prestar atención al “chico cabizbajo y alicaído” que cubría el rostro colorado con las manos y caminaba lentamente por aquellas comunes surcoreanas calles que descendían como una ‘rampa/pendiente’.

Jaejoong no se sintió incomodo al pasar por esa zona, pero sí al recordar aquella infernal frase. No quería imaginar ni por un instante formar clandestinamente parte de alguno de esos sitios, ahí donde estaban unos discretos e infiltrados locales de tendencias ‘liberales’ y ‘libertinas’ (como una parte oculta y repudiada de la sociedad) donde, como hombre, él podría haber encajado en algún pasado (aunque con su cabello negro, ojos grandes y piel nevada hubiese podido vivir holgadamente de la calle en aquel entonces). Pero no quería imaginarse tal cosa.


Viendo aquello tan próximo a él, y sintiendo de nuevo aquel ultraje que había sentido antes por parte de otro hombre, no podía estar más orgulloso de haberse desecho de aquella antigua vida que recordaba. Sentirse libre era el mejor sentimiento que uno mismo puede adquirir ¡Mejor que cualquier otro!. Y quizás debería estarle agradecido al testarudo Yunho por aquel pasado que intentaba inútilmente esquivar, e incluso le hizo reír el recordar lo soñador que siempre había sido el moreno, pero la noche anterior aquello de disculparse y agradecerle no había servido de nada por culpa de su ebriedad….

<<. Ni tan siquiera me creyó— pensó resentido — Realmente… lo extraño .>>


Le suponía un gran esfuerzo pensar en eso, pero no podía dejar de pensarlo durante el trayecto, incluso ahora que sabía que amanecería cuando finalmente lograse llegar a casa…



- Continuará... -


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- Oneshot / Happy Halloween - [Actualización]
31 de octubre de 2014 @ - Oneshot / Happy Halloween - [Actualización]


- FANFIC

*Nuevo* o’ - lantern [TVXQ/JYJ] (Special Halloween)


- HAPPY HALLOWEEN!


Hola, ¿Qué tal en este último día de octubre?

Espero que estés muy bien. Primero siento mucho que esta no sea una actualización al uso, una vez más he tenido que hacer tramas y poner un nuevo post para añadir un nuevo oneshot.

Por la falta de tiempo que tengo ahora mismo, el día de hoy, soy incapaz de poder decir, subir o hacer algo más. Esta historia nueva la escribí en estos dos últimos días, por favor, se compresivo y espero que entiendas que no quedase tan bien como hubiese deseado. Hasta el último instante estuve pensando si era correcto añadir esta historia en el blog o no. Mi mente no podía soportar tanta presión, y al final cedí.

La historia se llama “o’ – lantern”, me base básicamente en la leyenda de “Jack o’ – lantern (la linterna)”, aunque realmente no tiene nada que ver una cosa con la otra, si que hice pequeñas alusiones. La calabaza es la pieza clave de la historia, sé que la calabaza no es originalmente cierta en la leyenda de Halloween y todo esto, pero me gusta bastante, así que la utilice.

Sé que en algunos países esta festividad no se celebra, pero cada vez hay más países que la utilizan para pásalo bien, y a la vez para rendir culto a los antepasados al día siguiente. A mí me gusta mucho la noche de Halloween y me gusta la idea de disfrazarme y realizar o apuntarme a fiestas este día, porque me gusta mucho la sensación terrorífica que tiene. Por ello me gustó crear algo en relación a esto con TVXQ como experimento.

El oneshot no tiene ninguna couple en especial, puede que se tenga algún matiz extraño por aquí o por allá, pero no hay couple, son todos los miembros de TVXQ/JYJ protagonistas a su modo, aunque Yoochun se lleva una gran parte de los focos y atención.

Sé que no da miedo, terror, ni es ingeniosa, ni fantástica, pero espero que te divierta para esta noche tan especial, y te haga pasar un buen momento si le das la oportunidad y la lees.

Yo volveré la semana que viene con una actualización de verdad, con las continuaciones de los otros fanfic y mis respuestas, que ahora ando con un poquito de prisa y no he podido leer los comentarios con tiempo. Son poquitos, así que no tardare mucho en leerlos LOL.

Gracias por hacer un tiempo en leerlos y comentar en ellos. Ahora mismo los leeré.
De momento, pasar una noche escalofriantemente divertida. *abrazos*


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@ o’ - lantern [TVXQ/JYJ]


Título: o’ - lantern
Autor: Himenie
Género:Horror
Extensión: Oneshot
[Special Halloween 2014]
Leer en LALA TVXQ

Dicen que hay una noche en la que una nueva puerta se abre, y no es originalmente una puerta de conexión fatídica, salvo que des con la puerta equivocada, o eso decían.

Las festividades relacionadas con la ‘noche del terror’ son leyendas pasadas aliñadas con la mentira del presente. Él pensaba que todo eso era una exportación de otra cultura, de la cual su país nunca había sido participe completamente.

¿Qué podía ser para él la noche de Halloween? Simplemente una opción para una fiesta completamente estrafalaria y oscura que la gente realizaba. Visto de ese modo, era algo bastante singular. Changmin debería estar agradecido de que aquella invención le permitiese pasar ahora un agradable momento en la acogedora casa de Jaejoong.

Podría decirse que, cualquier escusa servía para que Jaejoong realizase una de esas sofocantes fiestas... Incluso le habían advertido a Changmin que debía acudir disfrazado de algún “ser de ultratumba”, pero él prefirió presentarse con la ropa habitual de su armario. No se sintió tan extraño, pues en la fiesta habían otros invitados que no llevaban disfraz alguno, como Yunho, quien le saludo muy apáticamente en un lado del atestado salón.

— Hola, Changmin. ¿A ti también te obligó a venir? — le preguntó Yunho en un murmullo.

— Jaejoong sabe como convencer a la gente ¡Mira todo el gentío que tiene metido en su casa! — señaló la habitación abarrotada de personas que hablaban en gritos y reían escandalosamente — A todo esto, ¿dónde esta el anfitrión? — dio un vistazo al salón, pero ni rastro de Jaejoong, sólo una tenebrosa decoración.

— No lo sé… pero por allí viene alguien que debe saberlo…—
Yunho señaló al hombre que, ataviado con una gruesa chaqueta oscura y unos sobresalientes y falsos colmillos, se acercaba con una amplia sonrisa en los labios.

— Jun-Junsu … Qué diablos… —
Changmin fue incapaz de contener una carcajada cuando le vio aparecer.

— ¿Diablo? Creí que quedaría bastante evidente que soy Drácula — explicó nada más detenerse frente a ambos y dando una ligera vuelta sobre sí mismo para exponerse. No era un disfraz al uso, pues sólo tenía unos colmillos con los que interpretar el papel.

— ¿Drácula? ¿No crees que sea bastante obvio en ti? — añadió Yunho.

Junsu miró a ambos de arriba abajo — ¿Por qué no vais disfrazados? Como os vea Jaejoong, ¡Ah! Él se va a enfadar tanto que comenzaréis a temer esta noche de verdad… — advirtió.

Changmin encogió los hombros, y alzó la voz para ser escuchado entre todos aquellos gritos: — No creo que sea algo infantil eso de disfrazarse, pues he visto a cada persona… que más que un traje de terror parecía un traje completamente erótico. Pero no tenía intención de disfrazarme. En realidad quería hundir la fiesta de Jaejoong, pero veo que no soy el único que lo pensó…— echó una mirada a Yunho, y este se defendió:

— No tenía ningún disfraz. —

— Lo bueno de tener un disfraz es todas las posibilidades que te da. — comenzó a decir Junsu con entusiasmo — No sabes cuánta gente me ha pedido que le muerda… —

Aigoo…— suspiró Changmin cuando divisó al anfitrión entre los asistentes — Deberíais ver eso…, es todo lo contrario a un ángel — les comentó a ambos, mientras todos redirigían sus miradas a Jaejoong, que parecía correr hacia ellos con unos rápidos pasos que hacían que se alzara y volara aquel enorme abrigo de llamativos símbolos estampados de negro sobre blanco. Portaba en su mano un tridente de color negro, y sobre su cabeza, entre sus cabellos, dos pequeños cuernos del mismo color que estaban enganchados en una diadema (cinta).

— ¡Maldito sea! Yoochun llega tarde — exclamó cuando se detuvo frente a sus compañeros, mirando con rencor a Yunho y Changmin — Como aparezca sin disfraz, como vosotros dos, cogeré sus sesos, los cortare y picare con las afiladas puntas de mi tridente. ¡Ese maldito traidor! — arrugó su entrecejo y comenzó a bufar.

— Eres un demonio — apostilló Yunho.

Jaejoong le dirigió una rápida mirada: — ¡Oh! Qué listo, a juzgar por tu disfraz, Yunho, tú eres… ¿un vagabundo? — finalizó con su irritante tono de broma.

Changmin soltó una risotada: — Eso ha tenido gracia —

— Sabía que Junsu no me iba a fallar — Jaejoong rodeó con su brazo los hombros de Junsu (como en un abrazo de eterna amistad) — y bien que sabía que vendría con esta temática —

— ¡No quería parecer tan obvio! — Junsu formó un puchero con sus labios de colmillos.
(era el segundo de la noche que había intuido su disfraz de ‘chupa sangre’ )

— Espero que especialmente vosotros tres os emborrachéis — les animó Jaejoong — ¡Adrede le puse un montón de veneno al licor! — sonrió deforma demoníaca, como su disfraz.

— ¡Menuda bienvenida tan acogedora! — ironizó el menor de todos.

Jaejoong echó un vistazo a todos su demás amigos invitados, quienes parecían pasarlo excesivamente bien — Sé que estáis deseando tocarme los cuernos, incluso mi cola… — enseñó rápidamente que bajo el abrigo tenía una cola que daba el toque final a su moderno disfraz camuflado — pero tengo cosas que hacer ahora, ¡cómo esperar a ese idiota! —

— ¿No será ese ‘idiota’ que recién entró por la puerta? — le preguntó Yunho.

Efectivamente la puerta del apartamento de Jaejoong se abrió de nuevo y acogió a un nuevo invitado, quien parecía entrar con temor a las represarías por su retraso.

— ¡Yoochun! ¡Comenzaba a preocuparme! —exclamó el anfitrión acercándose con la velocidad de una liebre, mientras los otros tres curiosos le siguieron los pasos.

— Lo siento. Fue un largo viaje de regreso —
Yoochun tenía la frente sudorosa, y asía en una de sus manos una pequeña bolsa de duro papel. No iba disfrazado, pero parecía recién sacado de alguna revista de moda con su holgada parte superior blanca y aquel sombreo oscuro que cubría parte de su pelo negro.

— Dijiste que ayer regresarías, y no faltarías a la fiesta — le recordó Jaejoong.

— Me encantan tus fiestas sin sentido, sabes que no faltaría a ella. — le tranquilizó — Pero, fue un duro camino de regreso a Corea. Aun así, no me olvide de traerte un regalo — alzó la bolsa que llevaba consigo, y los ojos de Jaejoong se iluminaron como dos luces de faro.

Agarró deprisa aquella bolsa y sacó de su interior una pequeña figura, un poco más grande que su mano — Oh, maldita seas, Yoochun. — se quejó como un niño mimado — Pensé que sería algo mejor, ya que recién llegas de Estados Unidos. Bien podrías haberme traído un buen automóvil nuevo de esos que hay por allá —

— Eso es mucho pedir ¿no? —

Los demás (Changmin, Junsu y Yunho) se acercaron más para ver aquel souvenir.

Se trataba de una calabaza de plata con unos destellos anaranjados. Tenía la típica “cara de Jack” que las calabazas de Halloween suelen tener. Con aquella enfurecida mirada que parecían ser dos escuadras. Tenía el interior hueco, por lo que seguramente servía para encenderla con una vela que se encontraría en el interior de su boca. Lo que la hacía más común a la festividad en la que estaban.

— Se ve bastante bonita — dijo Junsu, adorando aquel brillo que desprendía el objeto entre las manos de Jaejoong.

— Es una tontería. Pero teniendo en cuenta la fiesta en la que estamos… has sido bastante acertado, Yoochun — le felicitó Changmin.

— ¿Verdad? Además era toda una reliquia. No sabes cuánto se peleaban por ella. —

Debido a las palabras de Yoochun (entre las voces de los demás invitados) el anfitrión se sintió un poco más motivado, además, viendo más atentamente aquel objeto descubrió que era bastante especial, y empezó a gustarle.

— Es preciosa, es una mezcla extraña entre una calabaza y una calavera. — dijo ya convencido — Además, sabes que en el fondo me encantan estas cosas – tenía devoción por los objetos que estilizaran un apartamento tan lujoso como el suyo — La dejaré en un muy buen lugar en la fiesta, zombi — soltó por último mientras se marchaba a otra parte del salón.

— No voy de zombi…— le corrigió Yoochun entre ofendido y chistoso.

— Por esas ojeras que llevas, yo diría que eso pareces…—
comentó Changmin con una de sus frases hirientes.

— Fue un viaje largo y tedioso. — se defendió, moviendo el cuello cansado.

— De todas maneras, me alegro de que vinieses. — Junsu se frotó los manos — Quiero que pruebes algo que Jaejoong a preparado para la fiesta, es un ramyeon con fideos udon, que parecen unos gusanos sacados de la tierra…. Tengo ganas de ver como te los tragas —

Yoochun negó con la cabeza, estaba demasiado cansado para comenzar a comer udon.

— ¡Yo iré! ¿Donde está ese ramyeon? — se apuntó rápidamente Changmin.


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Yunho y Yoochun se aproximaron a la ostentosa mesa que había en uno de los rincones del blanco salón. Encima de ésta, Jaejoong había situado el objeto que recibió como regalo.

Ahora el anfitrión estaba subido sobre la mesa central de cristal, con ánimo de atención, mientras gritaba fingiendo una voz demoníaca:

— ¡Esta es una noche aterradora! Y sé lo que estáis pensando, y sí, soy el mismísimo Diablo, por lo que adelante… hacer cualquier trato conmigo —

Yoochun y Yunho escucharon atentos toda aquella ‘atrayente actuación’.

— Parece un adolescente. Jaejoong es tan… escandaloso… — Yunho se cubrió los ojos con una de sus grandes manos y meneó la cabeza, completamente avergonzado.

— Lo he visto peor… mucho peor… — confesó Yoochun.

Una vez más dirigieron la mirada al objeto que había sobre la cercana mesa,
(apartando la vista de aquel hombre de la mesa central).

— Realmente se ve un objeto valioso. Hipnotiza… —
Yunho hizo referencia a la calabaza plateada, mientras la miraba con sus rasgados ojos.

Yoochun sacó de uno de los bolsillos de su pantalón, un encendedor que siempre portaba y lo utilizó para, de forma cuidadosa, encender el interior de la figura:

— Es preciosa. Creo que me enamoré nada más verla. —

La pequeña calabaza desprendía ahora un color fuego que salía de su sonrisa fantasmal.


La voz de Jaejoong seguía inundando su propio salón:

— Dicen, leyendas y mitos de otros siglos y sitios, que hoy es la noche en que las puertas de otros mundos se abren… Yo no sé si eso será verdad, pero estoy seguro de que si se referían a alguna puerta, esa debía ser la puerta de mi casa… Pues no hay nada más terrorífico que veros a todos aquí —

De pronto las luces se apagaron, y todos los presentes lanzaron una pequeña exclamación de sobresalto, seguido de unas risas cuando las luces se encendieron una vez más.

— No os preocupéis es un efecto que yo mismo planeé — les tranquilizó Jaejoong mientras bajaba finalmente de la mesa. Pues ya había recibido toda la atención que deseaba….


En aquel lapsus de oscuridad, Yunho había perdido de vista a su acompañante.

— ¿Dónde está Yoochun? — como una potente bala Jaejoong se había aproximado a Yunho — Quería beber con él antes de que desapareciese — dijo.

Yunho miró hacía todos los lados. — No lo sé. — contestó extrañado — Yo estaba hablando con él, pero… nos distrajimos con tu ‘discurso’ y se fue. Ni le vi marcharse… —

Jaejoong suspiró disgustado: — ¿Enserio? ¡Oh! No es hombre de fiar, seguro que se fue a entretenerse en otras cosas… Aquí hay muchas cosas que distraen… — sonrió.

— Es cierto… —
El apartamento olía a alcohol, y se escuchaba un gran número de voces como un zumbido.

— ¿Quieres beber conmigo? —
Le preguntó ofreciéndole un vaso, como un diablo que ofrece un contrato.


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Changmin se había apuntado a comer lo que habían servido en una de las mesas. Engullía los largos y gruesos fideos udon de forma similar a un ave adsorbiendo gusanos.

— ¡Qué asco! ¡¿De verdad te cabe más comida en los carrillos?! — Junsu estaba intentando, desde hacía un largo tiempo, que Changmin se alejase de esa mesa — Eres tan infantil —

Changmin terminó de masticar y le miró con los ojos hundidos en sus llenas mejillas.
— Ser descrito como “infantil” por los labios de Junsu, suena como un insulto —

Junsu comenzó a reír, no parecía ofendido por las palabras de Changmin, más bien se había distraído por la boca del menor — Límpiate esa boca, Changmin-ah — le advirtió entre risas.

La aparición repentina de un tercero hicieron que los snacks que Changmin se había llevado a la boca quedasen obstruidos en su garganta, tosiendo con dificultad a la vez en la que gritaba:

— ¡Ah! Anss… ¡Qué susto!. Yoochun, ¿quieres que te mate? Es la noche perfecta, te aviso —

Yoochun apareció entre Junsu y Changmin con una cara sutilmente pálida.
— Me voy… — comunicó con flojedad.

— ¿Te vas? – asustado Junsu abrió su boca con colmillos — Jaejoong se va a enfadar contigo… — intentó detenerle.

— No me encuentro bien…— dijo el pelinegro con la cara más color nieve que hace unos segundos. Tornándose sus labios de rojo vino a un color salmón pálido.

— ¿Enserio? ¿Qué te sucede? — el menor de todos mostró preocupación, tanta que incluso dejo de comer (aunque todo estaba delicioso).

— Sólo deseo regresar a casa y descansar —
La voz de Yoochun se apagó con aquella última frase.

— Eso suena mal…— Changmin cambió su gestó a disgusto

Mientras, Junsu se encontraba distraído por lo nuevo que acontecía en el salón:
— y eso se ve mal…. — dijo al ver ‘eso’ en lo que todos los asistente fijaron su atención.

Al ver la escena que tenía lugar en el centro de la iluminada sala.


Se trataba de Jaejoong, el anfitrión, que daba de nuevo un ‘espectáculo’ especial en su particular fiesta. Con su abrigo largo, que cubría parte de sus piernas danzarinas, bailaba en círculos con su cuerpo rodeado por los brazos de un sonrojado Yunho, embriagado por las bebidas que el ‘demonio’ le había ofrecido. Parecían bailar con torpeza, mientras Jaejoong sostenía un delgado cigarrillo entre sus labios con mucha dificultad.

Todos parecían reír con aquella escena y vitorear con silbidos y aplausos.

— Ah, ¡Hyung! ¡Yunho! ¿Qué crees que estás haciendo? — comenzó a preguntar Changmin mientras se acercaba con sus largas piernas hacía aquellos dos ‘estúpidos’ — Me estás abochornando — continuó dirigiéndose a Yunho con una mirada inquisitiva, y apartándole los brazos del cuerpo del fingido y falso ‘espectro’.

— Jaejoong es un demonio, él me obligo. Díselo… Díselo, Jaejoong — se intentó justificar Yunho mientras le obligaba a que explicase toda aquella situación.

El anfitrión apagó el cigarrillo, lo tiró al suelo y se relamió los labios: — Yo tengo el poder de hacer pecar a las personas, Changmin, y tú también eres un demonio, así que no me sermones poniendo cara de querubín, eres tan mentiroso — rió.

Changmin suspiró disgustado: — Ven, hyung — redirigió a Yunho hasta otra zona del salón para que lograse recomponerse del calor que desprendían sus atezadas mejillas.


A todo esto, Junsu se acercó rápidamente a Jaejoong.

— Junsu… Oh… Tienes la boca tan roja, seguro que has hincado los dientes por allá. —

— Jaejoong, no tienes remedio — le sermoneó — Yoochun se marchó, o al menos eso nos ha dicho. — le comunicó — Al parecer no se encontraba bien, y eso parecía, pues tenía la cara tan blanca como la sábana de un fantasma —

— Así que Yoochun me ha dejado solo... — cruzó sus brazos — Nunca puedo confiar en él, y siempre termino haciéndolo. — pareció enfadarse consigo mismo. Después miró la mesa que se encontraba en uno de los rincones — Parece que se ha ido y se llevó su estúpido regalo con él. — señaló, pues la figura con forma de calabaza ya no estaba sobre la mesa — ¡¿Por qué?! Ya me había acostumbrado a ver la cara de esa hortaliza —


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La fiesta continuó a pesar de algún contratiempo. El anfitrión era bastante astuto, y sabía como retener a esos invitados que hacia tiempo que no veía, como eran Yunho, Changmin y Junsu, por lo que les obligó a quedarse en la fiesta hasta el final.

Incluso cuando todos los demás se habían marchado con una alta sobredosis de diversión, aquellos tres seguían en el desértico salón. En la sala sólo quedaban los restos de la fiesta.

Changmin se sentó cansado sobre el larguirucho sofá de cuero, y Jaejoong le siguió, sentándose a su lado y abrazándole de imprevisto a modo de hacerle exasperar.

— No me gusta que me abraces — dijo el menor incomodo,
e intentándoselo quitar de encima sin mucho éxito.

Yunho se cubrió de nuevo con el blazer y tenía todas las intenciones de marcharse.

— ¿Dónde crees que vas? — preguntó Jaejoong amenazante, lanzando una mirada desde el sofá. Nunca pensaron que aquel camuflado y moderno traje de diablo quedaría tan bien con la personalidad del mayor. Incluso Junsu tuvo que ‘morderse la lengua’ cuando iba a decir “Yo también me voy”. Callándose, y quedándose mudo como si le hubiesen metido ajos en la boca.

— Ha terminado la fiesta — contestó Yunho — Sólo nos retienes a nosotros, como siempre. Todos tus amigos se han ido ya. Seguro que quieres que te ayudemos con este desastre. Y eso si que sería terrorífico — sonrió mientras sujetaba entre sus manos el tirador (manilla) de la puerta, abriéndola para marcharse definitivamente del apartamento. Pero una persona estaba tras el umbral, y un pequeño sobresalto azotó el corazón paralizado de Yunho.

— Yoochun… — balbuceó.

Todos dirigieron su mirada a la puerta, donde efectivamente se encontraba el reaparecido Yoochun (que anteriormente se había marchado en plena celebración). Iba igual vestido que antes, pero ahora tenía colgada en su cintura, anudada en su cinturón, aquella figura de plata con forma de calabaza, iluminada con un ardiente fuego en su interior.

— ¿Regresaste? — Jaejoong se emocionó, pero no dejó de abrazar el duro cuerpo de Changmin (pues le encantaba ver como el menor, con cara de ‘niño mayor’, se enfurecía cada vez más) — Pero… todos se han ido —

Yoochun movió la cabeza sin darle mucha importancia al dato de que la fiesta estaba terminada. Además, parecía haber esperado a que sólo aquellos cuatro estuviesen solos.

Yunho se retiró de la puerta, y curioso, volvió a sumergirse en el interior del apartamento.

— ¿Te encuentras mejor? — le preguntó Junsu, con un tono dulcemente preocupado, mientras observaba como Yoochun se introducía finalmente en el salón, y se sentaba sobre uno de los cómodos y minimalistas sillones de Jaejoong.

— Sí — contestó secamente. Sentado posó sus codos sobre las rodillas. — Creo que podemos tener un tiempo más para alguna historia, ¿no? — sugirió con sus perfilados ojos negros.

— ¿Una historia de terror? ¡Qué estupidez! — masculló Changmin.

Jaejoong se apartó de este y le dio un firme golpe en el brazo, como represaría.

— ¡No! Puede ser algo muy divertido. — dijo animado de que su fiesta no tuviese fin — No hemos realizado nada como eso. Y ¿qué sería de una fiesta de terror sin una historia? Estoy deseando saber que saldrá de la mente de Yoochun —

Yunho asintió a favor. Ya no le parecía tan mala idea eso de quedarse, e incluso se sentó en el sofá junto a los demás, expectante por aquella historia...

Yoochun sonrió — Os la contare en primera persona. Como un cuento que ‘auto-relato’. — tocó con sus dedos la calabaza que portaba en su cintura y comenzó a relatar:


Cuando me fui a trabajar al extranjero, nunca pensé que podía llegar a ser de ese modo. Y no me refiero al trabajo, me refiero a mi mismo. — su voz cambió al tiempo que se sumergía en la historia — Odiaba a mi jefe de una manera descomunal. Él me trataba como su esclavo, y yo era un imbécil vasallo que debía soportar un contrato por un mísero sueldo. La empresa iba bien, ¡claro que iba bien!. Era tan importante como el dinero que recaudaba ese estúpido director. — gruñó — Un día, me mandó a llamar a su despacho, donde estaba con su irradiante ropa y sus accesorios de oro colgando de sus muñecas, cuello y manos. Él se lamento de que dejase mi país, y me comunicó que quizás lo mejor era que regresase: “No haces nada que sea realmente útil” me dijo descaradamente. — Yoochun fingió los diálogos con empeño — “Además, la empresa gano este ultimo año una importante suma de dinero que ahora quiero celebrar contigo, antes de que te marches definitivamente”. Su voz era agria y sus ojos azules como el mar eran realmente irritantes. — apretó sus manos — Tomó una botella de importante vino, de esos que tenía en la vitrina de su lujoso despacho, y lo descorchó con un viejo sacacorchos que saco de su bolsillo. — todos parecían escucharle con atención, incluso Changmin. —Todo esto lo hizo delante de mí, también eso de llenar las copas y ofrecerme una, “Espero que consigas otro trabajo, aunque sinceramente, lo dudo mucho” me dijo. — los ojos de Yoochun se enfurecieron mientras relataba la historia — Mis labios se crisparon, mi mano se hizo un puño, y con él tiré la copa de su grasienta mano, seguidamente le proferí un gran puñetazo que le hizo tambalearse hasta caer al suelo. Nunca había tenido tanta rabia en mi interior, tanta ira y cólera junta, tanto odio hacia una misma persona. — Junsu contuvo el aliento al escucharle — Vi el sacacorchos que se encontraba en el suelo debido a la caída del jefe, lo tomé en mis manos y me arrodillé junto a su cuerpo dolorido por la caída y el golpe. Me maldijo con su orgullo, y pareció mirarme con esos ojos azules llenos de arrogancia y asco.

Respiró profundamente, absorbiendo el aire y cerrando sus ojos, ahora como dos simples rayas en su rostro. Yoochun no parecía ser él mismo. Abrió los ojos y siguió relatándolo mientras con una de sus manos apretaba fuertemente aquella ardiente calabaza.

No lo pensé mucho, algo en mi estaba realmente mal, pues no sentí ninguna pena ni remordimiento al clavar el sacacorchos en uno de sus ojos. — Yunho puso una expresión de horror, y Jaejoong comenzó a reír, ¡esa historia era macabra! — Los sacacorchos tienen un rizo y terminan en una afilada punta de metal, como sabéis, es como el que se utilizó esta noche para abrir las copas que sirvieron a todos — señaló un sacacorchos que se encontraba encima de la mesa, y todos dirigieron su mirada al objeto.

Continuó con pasión la historia: — Clavar eso en un ojo, ¡ah! es entre fascinante y repulsivo. El sacacorchos saca el corcho de una botella, pero quizás desconocíais que también es capaz de sacar un ojo de su cuenca. Y yo se lo saqué a él aunque éste pataleaba y gritaba locamente. — sonrió — Eran unos gritos agonizantes, como los de una tortura. Aunque… quitar un ojo es quizás una macabra tortura.

—Una gran tortura — añadió Jaejoong como diablo.

Su ojo salió con dificultad, no fue sencillo, incluso traspasando todas esas membranas fue complicado hacer que aquello viscoso saliese. Y con él salió un montón de venas enganchadas a su piel. Comencé a reír, pero mi risa se ocultó entre sus grotescos gritos, que parecía que nadie podía escuchar. La sangre surgió de forma incesante. Finalmente él se desmayó patéticamente, con su ojo colgando sobre su mejilla. Y yo clavé el sacacorchos, como si se tratase de un cuchillo, en su cuello. Hundiendo el punzante metal en una de esas venas del rugoso cuello.

Junsu tragó saliva y todos empezaron a desear saber más.

Respire con dificultad. Sabía que el jefe estaba muerto, incluso sin tomarle el pulso. Sabía que lo estaba por todo ese mar de sangre que inundaba el suelo laminado. Yo estaba sudando, y todavía seguía arrodillado junto a él. Justo en ese momento sucedido algo insólito, increíble. Entenderé que no lo creyerais... —

— Es una historia — recordó Changmin.

— Si, eso es — Yoochun sonrió cínicamente inflando las mejillas. Y continuó:

Pero emergió un ser, algo oscuro que parecía ascender del suelo, y que quedó frente a mí. No era algo bueno. Sabes por el frio que recorre la sala y por lo tenebroso y grande de aquello, que no es algo bueno. El diablo había aparecido, y no se parecía nada a ti — señaló al disfrazado Jaejoong — Era más grande que una muralla, y tan vaporoso como la niebla, rodeado de humeante tono negro. Su cabeza encapuchada no dejaba a la vista su cara. — describió con la mirada absorta de los otros cuatro — Era como la mismísima parca. Sólo que no tenía ninguna guadaña, y bajo su capucha se podía distinguir dos pequeños salientes, que serían sus cuernos. Él habló mi idioma, pues creo que es capaz de hablar cualquier idioma. Su voz era grave y acuosa, como si estuviese bajo el agua. “Vas a morir” me dijo claramente. Yo estaba temblando de miedo. Seguro que ningún asesino, excepto yo, había visto cosa semejante. “Vas a morir y vengo a llevarte conmigo” — Yoochun fingió perfectamente una voz rasposa — Me defendí tartamudeantemente “No hice nada”. Aún tenía en mis manos aquel sacacorchos ensangrentado, por lo que mi frase sólo logró que una terrorífica risa sin gracia escapase de aquel diablo. “Vendrás conmigo, hasta allá debajo, de donde he salido” — Jaejoong se recostó sobre el sofá, impresionado por la oculta habilidad de relatar que tenía Yoochun — El jefe, desangrándose junto a mi, era un devoto, al menos eso decía ser. Un católico, que no predicaba la bondad, y que tenía siempre consigo una cruz de oro tan costosa que pocos podían permitirse comprar, e incluso tocar. Con la esperanza de que aún llevase aquella cruz colgada de su sangrante cuello, abrí su camisa gris con mis temblorosos dedos. Observé aquella cadena de plata en la que colgaba la cruz de oro. Se la quité de un firme y fuerte estirón — gesticuló con las manos — y le tiré aquella cruz a aquel ser endiablado y oscuro, con la esperanza de que ‘el bien y el mal’ fuese algo literal. Y así fue. Nada más tirar aquella cruz sobre su humeante cuerpo, dio un ligero y levitado paso hacia atrás. “Deseo que me dejes” le grite con los ojos húmedos del terror “No quiero ir a ese lugar al que llamas infierno. Nunca quiero ir allí. Nunca iré a allí. Si tengo alma, ésta se quedara conmigo. No voy a ir a un lugar al que no pertenezco.” — exclamó apasionadamente Yoochun, moviendo sus gruesos labios al relatar — Pareció decir “Así será” como un trato, asintiendo con su enorme cabeza. Y después, descendió con su cuerpo efímero hacia el suelo, desapareciendo al fin.

Hizo una breve pausa, y al observar que Junsu, Yunho, Jaejoong y Changmin estaban a la espera de una continuación, Yoochun prosiguió la singular historia:

Yo no sabía si aquello era simplemente mi delirio, o de verdad eso que parecía ser un diablo me había visitado. Logré escapar y huir de mi delito con gran dificultad. Pero tal y como me había avisado la inesperada ‘visita’, mis días con vida fueron realmente cortos, y a los pocos días de huir, morí. El órgano que más necesitaba se paró, se estrujó dentro de mi pecho, y se marchitó en una cruel parada cardiaca que me dejó muerto en uno de los callejones de la ciudad norte americana, lejos de Corea. Mi alma ascendió al cielo, y de allí fue expulsaba. Descendió al infierno, y de allí fue ignorada. Mi alma quedó en un paréntesis en el que era incapaz de subir por todos mis pecados, y de bajar por mi ruego y trato con el diablo. Pues así, mi alma se situó en aquella oscura parte entre los dos mundos. Un sitio tan oscuro como un túnel interminable, donde otras almas de la misma desgracia sufre una ceguera infinita, condenados a vivir sin ningún rumbo. La única luz que podemos tener, es esa misma que nos dan en nuestro cuerpo, como una antorcha, nos guiamos por el fuego fatuo. Pero bien existe una noche en la que una brecha se abre entre el mundo oscuro que menciono, y el mundo vivo en el que vivís, y esa noche es esta. Dejamos caer nuestra alma con alguna forma, un objeto. Gracias a que alguien iluminó el interior de mi cuerpo, como una linterna humana, yo tomé el suyo. Y ahora estoy aquí. Condenado a lo que hice en vida, hacerlo en muerte.

Parecía haber concluido, pues un largo silenció atacó en el desordenado salón.

Un miedo se hizo espacio entre los asistentes, que eran incapaces de hablar, excepto uno:
— ¡Wow! ¡Qué historia, Yoochun! — comenzó a aplaudir Jaejoong mientras se levantaba.

Yoochun tenía la mirada perdida. Después de terminar de hablar quedó sentado y rígido como una roca, y el sombrero que vestía logró que el rostro se ensombreciese más.

Abrió un poco su boca, a la vez en la que Jaejoong se acercaba a él. El interior de ésta estaba tenuemente iluminado por una luz rojiza que desprendía una llama en su paladar. (Donde colgaba la úvula, ahora se encontraba aquel extraño foco de luz).

Jaejoong se percató de aquel destello — ¿Cómo lograste ponerte eso en el interior de la boca? — le preguntó, inclinándose y acercando sus dedos a los labios del pelinegro.

— ¡Jaejoong! — exclamó Yunho, quien defensivo se levantó del sofá e hizo el ademán de apartar la mano del anfitrión, pero demasiado tarde...

Los dedos Jaejoong fueron presionados por los blancos dientes de Yoochun cuando este último cerró su fuerte y decisiva boca, con intención de hacer sangrar los pálidos dedos.

— ¡Ah! ¡Mierda! — se quejó cubriéndose los dedos malheridos con la mano opuesta.

Changmin y Junsu también quedaron de pie en el centro del salón tras presenciar aquello.

— No eres Yoochun ¿verdad? — le preguntó Junsu arqueando con miedo las suaves cejas.

— ¿No? — el pelinegro se levantó con su delgadas piernas.
Ni tan siquiera era capaz de erguirse completamente.
Y en su rostro comenzaba a crearse unos tonos negros.

— Si es una broma, realmente no tiene mucha gracia en este momento — replicó Changmin, mientras observaba como una de las manos de Yoochun ‘robaba’ rápidamente el sacacorchos encima de la mesa, junto a una de las vidriosas botellas semitransparentes de la fiesta.

No era un cuchillo, era una herramienta mucho más pequeña y mucho menos hiriente, pero después de aquella espeluznante historia, aquel objeto parecía ser tan temible como un par de esas inmensas tijeras afiladas.

Cuando Yoochun se abalanzó sobre los compañeros, en lugar de defenderse como el ‘vampiro’ que fingía ser, Junsu optó por intentar ser protegido por el más cercano.

— ¡Yunho! — exclamó cuando el cuerpo de Yoochun se lanzó sobre él, y aquel sacacorchos de afilado extremo se clavó de forma decisiva en su descubierta clavícula, aunque solo se introdujo unos centímetros — ¡Ah! ¡Uh!— exclamó y ululó repetidamente, mientras Yunho (con su ancho cuerpo como artillería) dio un fuerte empujón al descontrolado hombre al que ya apenas podía reconocer por sus actos...

Eso sirvió como huida para todos.

Jaejoong ya había comenzado a correr, arrastrando consigo a Yunho, quien fue incapaz de poder ayudar más a Junsu, quedándose relegado junto a Changmin, y dividiéndose así en dos grupos, que no llegarían relativamente lejos en el interior del apartamento…


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Changmin guió velozmente a Junsu hasta el aseo, cerrando la puerta y apoyándose sobre ésta expulsando una sofocada respiración, e intentando volver a rehacer el control en su tembloroso cuerpo. Incluso el sudor hizo que sus mullidas mejillas brillasen con ganas.

Junsu le miraba con sus ojos terminados en línea, y su redondeada nariz sonrosada como una flor: — Yoochun desprende un olor extraño. Era bastante perceptible cuando se abalanzó sobre mí. — comentó cubriéndose la herida con una de sus manos mientras Changmin comenzaba a revisar todos los productos de cuidado que Jaejoong parecía coleccionar en el aseo.

Le llevó un tiempo encontrar finalmente una especie de botiquín, bastante pequeño y escaso en uno de los cajones. Al menos quería limpiar la superficie de la insignificante herida que Junsu tenia bajo su cuello, la cual había sangrado débilmente debido a que no era profunda.

— Es un olor similar a la calabaza asada — matizó el menor.
(Sabiendo mucho sobre olores de comida)

Junsu se sentó sobre el wáter (único objeto similar a un asiento)— También comenzó a surgir unos huecos extraños en su cara, como si estuviese comiéndose las comisuras de la boca— se mordió los labios y resopló cuando un escozor invadió su herida al ser oxigenada inesperadamente y sin reparo por el algodón que sostenía Changmin.

— Muy similar a los huecos que hacen en esas ridículas calabazas de Halloween — volvió a sugerir Changmin. Él parecía estar guiando las pistas a una sola respuesta...

— “Linterna humana”, él dijo algo así como “Gracias a que alguien iluminó el interior de mi cuerpo, yo tomé el suyo” — recordó Junsu levantando uno de sus dedos mientras rebotaba su timbrada voz en el espacio casi ‘acústico’ del aseo.

— Yoochun iluminó esa calabaza de plata que regalo a Jaejoong antes de irse de la fiesta, o eso creo... — volvió a subrayar.

— ¿Crees que hay alguna conexión en esto? ¿Algo así como una maldición? ¡Infantil, Changmin! — volvió a adjudicarle aquel adjetivo y Changmin apretó con malicia la herida.

— ¡Da igual! Yo le cogería ese maldito regalo…— sugirió el menor, terminando de empapar el algodón de sangre — Es extraño que Yoochun te haga esto, si fueses un vampiro de verdad, disfrutarías viendo esto – dijo enseñándole aquel liquido rojizo que el cuerpo expulsaba.

Junsu sonrió preocupado — Yoochun nunca antes me había hecho daño... No de esta manera… ¿Entonces se la quitamos? — preguntó, recibiendo así una afirmación a su pregunta.


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Jaejoong guió con tirones a Yunho hasta la habitación, y ambos se introdujeron en el armario.

Por un momento el moreno de ambos pensó que todo eso entusiasmaba a Jaejoong, quien había elegido ese escondite como si se tratase de alguna barata película de terror.

— Crees que es momento de apretarme — se quejó.
La cavidad era estrecha y recubierta por montañas de prendas del mayor.
Uno junto al otro intentaban hacerse un hueco en aquel asfixiante lugar.

— Me late tanto el corazón. — confesó Yunho— Reconozco que estoy asustado, y tu armario no es de ayuda — (con toda esa oscuridad que les rodeaba era más que obvio que aquel era el peor lugar donde intentar esconderse de una amenaza).

— ¡Ni qué esta fuese la primera vez que entras en mi armario! — lanzó Jaejoong.

La poca luz que se filtraba en el interior del armario dejó al descubierto su silueta con aquellos cuernos pequeños de su disfraz. ¡Oh! Sí que era un demonio de verdad.

— Te estás confundiendo de hombre — Yunho encontró con sus manos la diadema endemoniada de Jaejoong, se la quitó y la tiró entre el montón de ropa en penumbra.

— Shhh — Jaejoong hizo un sonido con su boca para que callase, pues comenzaba a escuchar unos pasos allá fuera, en la habitación, aproximándose con cierta cautela...

— ¿Es esto una idea vuestra? — preguntó Yunho — Estáis logrando que este atemorizado—

— No era este mi plan — le contestó el anfitrión. (Todo esto entre murmullos casi inaudibles)

Los pasos se detuvieron. Eso no era buena señal, así que Jaejoong se posicionó sobre la ropa.
Las puertas del armario se abrieron de par en par y la repentina luz cegó durante unos segundos a Yunho, mientras Jaejoong tomaba acopió de todo su ‘modo ataque’.

— ¡Kooo! — exclamó como un hombre de taekwondo, a la par que la punta de sus masculinos zapatos salía del armario y se hundían en la entrepierna de Yoochun.

— ¡¡¡Ah!!! — aulló Yoochun con la cara desfigurada por el dolor.
Agarró a Jaejoong firmemente por el cabello, y lo extrajo en volandas del armario, hasta dejarle bajo sus pies, expuesto por la potente luz blanca de su habitación.

— Yoo…Chun — suspiró asustado, sintiendo las yemas del pelinegro hundiéndose en su cráneo. Nunca ninguno de ellos había visto una expresión tan amenazadora en los ojos negros de Yoochun. Su rostro comenzaba a oscurecerse en algunas zonas.

— Será divertido… — le avisó — Ya lo hice una vez. “Condenado a lo que hice en vida, hacerlo en muerte”— repitió el final de su historia alzando en su mano libre aquel sacacorchos amenazante, con el que remarcó su amenaza.

— ¡Jaejoong! — vociferó el moreno.

Oportunamente Changmin ya tenía decidido el cometido de su plan ideado en el aseo, éste era simple: “Quitarle esa calabaza”. Cuando escuchó el escándalo generado en una de las habitaciones corrió hacia ella sin dudarlo, seguido por Junsu. Ambos llegaron a tiempo, y observaron la situación tan peligrosa que tenía lugar en la habitación.

Podían ver como la pequeña calabaza de plata colgaba sobre la cadera inexistente de Yoochun, anudada sobre su cinturón. Changmin se acercó por detrás y con habilidad tiró de la figura y la arrancó de su atadura.

El pelinegro se volteó al instante, soltando a Jaejoong.

— ¡No! — exclamó enfurecido al ver como Changmin pasaba de un lanzamiento aquel importante objeto redondo a Junsu, como si se tratase de una pelota de baloncesto.

Junsu, en el umbral de la puerta, interceptó y atrapó la calabaza con sus manos, y con rapidez sopló el interior de su abierta boca para apagar el fuego encendido en su cavidad.

La figura se apagó y junto a ella el cuerpo de Yoochun, cayendo sobre el suelo como un títere sin huesos y adquiriendo un aspecto cada vez más corriente y habitual.


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Changmin y Yunho salieron del apartamento de Jaejoong después de que éste repitiera una y otra vez que él se ocuparía de Yoochun. Incluso le había acomodado en la cama de su a habitación, y había desgastado su voz repitiendo a los ‘invitados’ que Yoochun se encontraba bien, y que sólo necesitaba descansar. Junsu prefirió quedarse también en el apartamento.

Ambos, por lo contrario, decidieron dudosamente irse. Debían regresar a sus apartamentos, y las calles de regreso estaban oscuras en la noche que aún tenía lugar en las adoquinadas calles. Changmin se acurrucó bajo su chaqueta otoñal y miró el rostro pensante de Yunho mientras caminaban al mismo tiempo por las húmedas calles.

— ¿Qué piensas, Yunho? — le preguntó al fin.

— Jaejoong tiene dinero suficiente para montar tal espectáculo, — contestó con la mano en el mentón (Changmin le imitó) — Yoochun es un buen actor y a Junsu le encanta meterse en todo lo que hagan esos dos. Son unos tres malditos sádicos. Jaejoong quería que su fiesta fuese realmente de terror —

— Parecía muy real… —

Yunho rió — Pero todo parecía extrañamente premeditado. — le dijo metiéndose las manos en los bolsillos delanteros de los pantalones — El regalo, solos nosotros cinco, el sacacorchos tan preparado en su sitio y además, tú y yo no hemos sido heridos de ninguna forma — le recordó.

Era cierto, Jaejoong y Junsu fueron los únicos ‘heridos’, por decirlo de algún modo.

—Prefiero las cosas así… — sonrió el menor — De todas maneras, yo no estoy tan seguro de lo que a pasado. — movió la cabeza desconfiado — Sólo sé que prefiero no volver a hablar con Yoochun durante una temporada… —

Yunho contestó: — Yo también — riendo.
Había sido una experiencia demasiado intensa, y no quería reconocer que tuvo miedo.


Ahora Changmin volvía a preguntarse qué podía ser para él la noche de Halloween. Antes simplemente una opción para una fiesta completamente estrafalaria y oscura que la gente realizaba. Pero ahora comenzaba a creer (fuese la historia mentira o no) que algo podía ocurrir en aquella noche: como resurgir las almas inconclusa y atrapadas, capaces de tocar este mundo en esta misma noche, o quizás no, y todo era parte de una broma… No lo sabía.


- FIN -


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